domingo, 8 de mayo de 2016

UNA SEMANA CON ALTIBAJOS ANÍMICOS

Esta semana fue algo intensa. El lunes continuando con mi turno de mañanas, retomé las prácticas ocupando mi lugar de colaboradora en distintas funciones de la recepción.
Bajo la atenta observación de mi instructor, por momentos, mientras el trabajo lo permitía, estuve corroborando que todos los  datos de reservas que tenemos en papel, coincidieran con la información que figura volcada en el ordenador.

Cuando los clientes se presentaban para hacer sus check-out, yo observaba cómo mi instructor realizaba éstos y cuando podía él me explicaba cómo se factura cuando es a crédito, efectivo o cuando realizan el pago mediante tarjetas de crédito.
Una hora antes de irme el instructor me dice que cuente el dinero de la cafetería ya que la camarera había traído su cierre. Luego debo dejar esto registrado en el ordenador en una planilla que tienen habilitada para esto. Al finalizar realizo también, el arqueo de la caja de recepción con las indicaciones que me hace el instructor.

Al día siguiente, más de lo mismo pero delegando un poco más en mí, las funciones (presumo que para que fuera adquiriendo más seguridad), por supuesto que siempre bajo la atenta mirada del instructor. En determinados momentos debido a los nervios por temor a equivocarme tenía la impresión que no recordaba dónde estaba cada información que tenía que buscar en el ordenador, dónde tenía que entrar, cómo se facturaba según cada caso, dónde encontrar la planilla para volcar los datos de lo facturado en cafetería...hasta no veía los íconos como el de la impresora en la pantalla!!!. En realidad más que "tener la impresión", realmente no encontraba nada.

Sé que me bloqueo por la inmensa responsabilidad que siento, que mis tiempos son más lentos que los que se necesitan para cumplir las funciones de recepcionista con eficacia. Sé que es falta de experiencia, de práctica, de horas y horas estando ahí de pie. Sé también que muchos habrán pasado por esto mismo, pero lo que no sé, es si todos tienen la capacidad o las ganas, de entender esto.
Durante casi toda la semana sentí impotencia, ganas de "abandonar el barco".

Vamos a ver como se presenta esta semana, por lo pronto, con las mejor de mis sonrisas yo estaré ahí: "Al pie del cañón".


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